Budapest
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Budapest, dos ciudades en una: mis 10 lugares imprescindibles

Por si no os habéis dado cuenta con la evolución de nuestros posts, soy una enamorada de esta ciudad (y de muchas otras). Recuerdo que cuando fui no llevaba unas expectativas muy altas, creía que escaparía del bello encanto de las ciudades imperiales, ya que todo el mundo te cuenta lo embriagada que te deja su magnificencia. Luego te encuentras allí, a orillas del Danubio, observando la separación entre la imperial Buda, y la humilde Pest, y de alguna forma, te quedas embriagada por su cultura y su preciosidad.

He de ser sincera con que la imagen de orillas del Danubio es una de mis favoritas, verte cerca del puente de cadenas, con el sonido de los artistas callejeros que actúan en los muelles tocando para los usuarios de los locales es, sin duda, una delicia. No contaba con quedarme prendida de una ciudad cuya historia es algo caótica, marcada por los belicismos, y donde actualmente la política genera cierto rechazo al turista. Sin embargo, aún a pesar de sus pegas, pude sacar todo ese bonito que tiene.

Por ello, me encuentro aquí para contaros cuáles son las 10 cosas imprescindibles que debéis visitar si vais allí, y sobre todo, que os deis cuenta de que es una ciudad con un encanto

  1. Orillas del Danubio

    Como os he dicho, tanto de día como de noche suponen un entorno acogedor, de estos que marcan la memoria y que suponen un deleite para nuestros sentidos, que disfrutas, con el trajín de los barcos de turistas, el vaivén del agua, los puentes, la imagen de la otra orilla o el sonido de la música.

  2. Recorrer las calles de Buda

    Sonará muy mítico, pero si, la zona más imperial de la ciudad tiene un deleite arquitectónico impresionante, lleno de historia y colores, con sus callejuelas adoquinadas y su palacio, te harán sentir una princesa por un momento. En él podrás ver el cambio de guardia, que nada tiene que ver con el famoso londinense, pero es digno de una visual.

  3. Tomar algo en un ruin bar

    Los ruin bars son un lugar de referencia para tomarte una caña en Budapest, un entorno sin igual que no encontrarás en otras ciudades, pero que sin duda disfrutaréis. Si queréis pasar un rato de ocio después de un duro día de conocer la ciudad, es un buen lugar para tomar algo y desconectar escuchando música, mimetizarte con los vecinos húngaros y sentirte uno más.

  4. Probar su delicioso “goulash”

    Este guiso es típico de los países de Europa del este, y creedme, debéis probarlo, pero en un restaurante típico húngaro. El sabor es de un guiso de carne especiado con cebollas, pimiento y pimentón, servido en una sopa y con un sabor delicioso. Nosotros lo probamos en “The Blue Rose”, es un local pequeño, típico húngaro, donde además tienen la carta en inglés, acogedor y con un personal muy amable, altamente recomendado.

  5. Visitar algunos de los baños termales

    Todo os sonaba a fiesta, ¿no? Realmente no, o sí. Budapest es mundialmente conocida por su turismo termal, ya que consta de varios baños termales relevantes en la ciudad, que no sólo han sido fruto del turismo, sino de escenas de películas y videoclips. En ellos te puedes sumergir en aguas mineromedicinales, disfrutar de la calma y desasosiego en el agua caliente, relajarte…o por contrapartida, puedes buscar uno de los días del año en los que organizan fiestas temáticas y vivir la experiencia de una fiesta pasada por agua.

  6. Fotografiar el parlamento hasta agotarte

    El parlamento de Budapest es uno de los más grandes del mundo, probablemente uno de los más fotografiados, y al mismo tiempo, uno de los iconos emblemáticos de la ciudad. Estoy segura de que todo aquel que visite la ciudad se quedará prendido de la imagen, y se arrimará a su plaza para fotografiarlo hasta agotarse. Por un lado, encontramos las orillas del río, por lo que podéis disfrutar de una panorámica de éste en cualquier paseo en barco. Por el otro lado, una plaza con zonas verdes donde en algunos días del año organizan espectáculos o conciertos de música clásica al aire libre.

  7. Recorrer el Puente de las Cadenas

    Y es que, como bien os he dicho, Budapest es una ciudad separada por un río, inicialmente eran dos ciudades Buda y Pest, y el puente de las cadenas, una obra arquitectónica maravillosa y novedosa para la época, supuso un adelanto para el comercio y movilidad entre los dos puntos álgidos de la ciudad. Por ello, no podéis evitar recorrer este puente, por su hermosura y su reconocido prestigio, porque supone un lugar de concentración de personas, recorriendo de un lado a otro la ciudad.

  8. Ver la puesta de Sol desde el Bastión de los Pescadores

    Se trata de uno de los puntos altos de la ciudad, donde además tendréis unas vistas impresionantes de la orilla de Pest. Desde ese punto, muy cercano al Castillo de Buda o Palacio Real, podréis enamoraros de las vistas, ver ponerse el sol mientras disfrutáis de cada centímetro de la ciudad, observando todo el movimiento que hay en el Danubio.

  9. Callejear por las calles de Pest

    Pest se forjó por trabajadores, y sin duda, allí encontraréis la mayor oferta de locales, pastelerías, comercios de souvenirs y cosas típicas locales, mercados... en ella os podréis sumergir en la cultura local, andar por grandes avenidas como Andrássy, llenaros de monumentos relacionados con los recuerdos bélicos de la ciudad, ver el contraste cultural visitando una Sinagoga, entrar en sus museos, o simplemente, ver sus calles y arquitectu

  10. Recorrer uno de los metros más antiguos del mundo

    Quizás es una puntualización un poco ¿friki?, pero creo que no se le da suficiente importancia al avance tecnológico que supuso para la época. El metro de Budapest, más en concreto la línea M1, al igual que muchos otros, supone una referencia por su antigüedad y su historia, la cual estoy segura de que experimentaréis si os sumergís en sus entrañas profundas y estáis atentos a cada una de sus paradas.

Evidentemente, si os tuviéramos que decir, serían mil y uno los sitios que recorrer en esta maravillosa ciudad, ya no sólo en ella, sino en ciudades cercanas. Pero vistos todos ellos, ¿no os quedan ganas de recorrer un pedacito de la capital húngara?