Coliseo de Roma
Coliseo de Roma

Activa tus 5 sentidos en un viaje por Italia

Nos encontramos en un sábado de confinamiento, no son días ni mejores ni peores, simplemente diferentes, y así debemos tomarlo. En la radio suena "Too much love will kill you" de mis preciados Queen...y me trasladan, por algún motivo, a los bonitos recuerdos de mis visitas por Italia, al final, esa ilusión, esos recuerdos, esas buenas vibraciones...son las cosas que deben de perdurar en estos días, y de repente...

De repente te encuentras pensando en la primera vez que pisaste Italia, mi primer viaje fue a la abrumadora VENECIA, y no es para menos...Llegas allí, una ciudad que se sale de toda normalidad, donde no escuchas el barullo de los automóviles, donde la única forma de transporte es a pie, góndola, trajetto o vaporetto, y donde a pesar del olor algo fuerte de sus canales, la calma se transforme en una mezcla de sinfín de sentimientos junto con el ajetreo de turistas y comerciantes. Uno de mis mejores recuerdos allí es sentada delante de la Basílica de Santa Maria della Salute, viendo la imponencia de ese Gran Canal, el ir y venir de los barcos, el sol desvaneciéndose por el final del día...el aire, el sol golpeando cada centímetro de mi piel de un maravilloso día de finales de Junio, es esa imagen, esa imagen que te embriaga, esa Venecia que te enamora. No se trata de una ciudad que digas, es preciosa, para mí, tiene muchas cosas bonitas, pero la belleza no es la principal, la peculiaridad de su existencia es lo que hace que te lleves ese recuerdo, caminar por esas callejuelas estrechas, involucrarte en el mercado, incluso visitar el edificio antiguo que actualmente alberga un Spar, subir unas escaleras y acabar en ese balcón donde ves los canales y ni siquiera saber cómo has llegado, es esa imagen, esa estampa, la que se clava en tus retinas...podía hablar de la Piazza de San Marco, del Palacio Real o de millones de cosas de las que habla todo el mundo, pero mi imagen fotográfica no es esa, sino, esta que os cuento...y así es como mi sentido del tacto se activa, recordando cada vitamina absorbida en esos momentos de sol contemplando la imponente Venecia.

Y de allí recuerdo que continuó el viaje, decidimos hacer un airhopping, y en este caso, un trainhopping, y nos trasladamos de Venecia a la cuna de la moda, la maravillosa MILÁN...y de repente se me activa el olfato, ese olor a inciensillo religioso que uno encuentra cuando entra en Duomo, y si, aquí voy a ser más típico tópico, pero sin duda es uno de los edificios religiosos que más he apreciado ver en todos mis viajes por Italia. La magnificencia de la estructura es impresionante, esas columnas, esa decoración, su buena posición en la plaza, su pulcritud, su elegancia...se hacen signo de la opulencia manifiesta en todo el norte de Italia, esa Italia rica y poderosa que mucho versaba de la Italia sureña y pobre, sinónimo de las mafias. Es la fotografía, si, el Duomo es sin duda la fotografía...y eso que podemos encontrar sitios culinariamente remarcables, vistas de los canales que allí también presentes, las galerías de Vittorio Emanuelle, pero sin duda, el Duomo es el recuerdo con mayúsculas.

Pero un año más tarde no nos conformamos con estas dos, y nos enfrascamos en bajar un poquito más en este maravilloso país, que aunque ahora las está pasando canutas como nosotros, no tiene auténtico desperdicio. Nos enfrascamos en un airhopping que se inició en BOLONIA, que evoca en mí el salivar asociado al recuerdo de la pasta de la Osteria Dell'Orsa, con su pasta fresca y casera perfectamente cocida y cocinada con sabores que encuadran dentro de la perfección culinaria, rodeado principalmente de los estudiantes (símbolo de esta ciudad enormentemente ligada a la vida universitaria) y de boloñeses. Y como no, su dulce, ¡la deliciosa panna cotta de caramelo...vaya recuerdo! Personalmente, Bolonia como ciudad tiene cosas, pero a nivel atracción turística, poco podemos sacar más allá de las torres y alguna iglesia que queda tapada por la voluptuosidad de otras de Roma, Florencia o incluso Milán, como ya os he dicho, pero sin duda, el ambiente y la comida de esta ciudad, para mí son los mejores de todas las ciudades italianas que he visitado, de las que aún me faltan muchas.

Saltamos de allí a FLORENCIA, y sin duda puedo decir, mi ciudad favorita, no será la capital o no será la más mencionada, quizás sea la más bulliciosa, incluso desorganizada en algunos aspectos, también es de las más artísticas...y si te ves en pleno Ponte Vecchio con un sonido de violín de algún transeúnte italiano que te intenta amenizar el momento pintoresco. Vale, creo que ya veis por donde voy ¿no? Esta ciudad me transmite millones de recuerdos auditivos...dentro de todo ese arte que tiene, encontramos artistas maravillosos, como los que tocan en los Jardines de Michelangelo. Después de una empinada caminata para subir allí, entre numerosas ostrerías y tiendas, trajín de gente y sudor, mucho sudor de un día de Abril a 26º, te encuentras sentado en unas escaleras, donde estás rodeado de gente y a la vez te sientes solo, donde la estampa de Florencia cobra vida con una banda sonora de un apreciado guitarrista local que se sumerge en cada nota del extraordinario Jonnhy Cash y te embriaga de sus canciones sonadas, ¿qué más se puede pedir? ¿sentarte a ver la impoluta ciudad desde el punto más alto con una banda sonora excepcional? Es el instante perfecto para guardar en tu memoria y finalizar el airhopping de aquel Abril...

 

Y como culmen final, en cronología y porque como no...nos queda el sentido de la vista, ROMA. Y es que no es para menos, ya os he dicho que no es la favorita, y muchos discreparán, pero todos sabemos los sentimientos que nos evocan los sitios. Roma es sinónimo de historia, y es que esa es la imagen que tiene que venir a nuestras mentes, o las imágenes más bien, cada metro de recorrido del Coliseo, del Foro Romano y del Palatino, cada monumento de esa ciudad en la Piazza de Popolo, o cuando te acercas a la Ciudad de Vaticano para deleitarte con sus museos (y las largas colas), así como de la Basílica de San Pedro, todos estos sitios suponen estampas mentales que recordar en cada centímetro, porque suponen un aprendizaje de la historia desde tiempos inmemorables, de cada hito, de cada evolución...la ciudad como tal, es hasta ligeramente sucia, pero debemos de desechar ese recuerdo, porque no es solo lo antiguo, los barrios como el de Trastevere, el paseo del río, las vistas desde cada una de sus 7 colinas, ¡todo son imágenes que guardar en cada neurona cerebral!

He aquí un poco de Italia desde casa, de recuerdos para los que hayáis estado, de ganas de visitarla para los que no, porque bien sea probando un plato de pasta, oliendo el aroma del incienso, creándote una imagen cerebral de un sitio único, recibiendo el sol en tu piel desde un emplazamiento inolvidable, o escuchando una melodía armoniosa en un sitio inimaginable, sea como sea, es un bonito recuerdo y una motivación para estos momentos.

Ahora contadnos, ¿dónde más podemos viajar desde casa?