Belem, ¿son los mejores Pasteis de nata?
Creo que a estas alturas nos vamos dando cuenta de mi gran pasión por la comida, sobre todo si nos habéis ido siguiendo en redes sociales, podréis ser consciente de que ser catadora es otra mis pasiones (muchas horas de ejercicio posterior para solventarlo). Sin embargo, creo que la duda de todos cuando llegamos a Portugal es cuál es el mejor pastel de nata...pero cuando hablamos de los de Belem, se nos llena la boca y el alma.
Recuerdo que cuando viajé a Lisboa, uno de mis "must" era probar un Pastel de Belem, se hablaban maravillas de la pastelería de allí, de la original, de la que provoca esa masa filo con crema pastelera por dentro, tostada en la parte superior, y con ese toque de canela que enamora el paladar.
Llegamos allá, uno de nuestros días de visita fue para conocer Sintra y sus palacios, a Quinta da Regaleira, y todos esos sitios que parecen sacados de una maravilla de cuento de princesas como los de Disney. Estábamos agotados cuando bien entrada la tarde terminamos de conocer Sintra y nos dispusimos a añadir kilómetros en la mochila, y sobre todo, en los pies. La duda era, ¿Cascais o Belem? Pero creo que todos tenemos claro cuál era mi preferencia, así que rápidamente nos subimos en el tren del Anden 2 de la estación ferroviaria de Sintra para dirigirnos hacia Belem.
Cuando llegas a Belem te llama la atención su proximidad a la costa, es una zona realmente acogedora y veraniega, recuerda a verano su paseo cerca de la Torre de Belem, sus recorridos por esos jardines cerca del agua, el ambiente relajado de la gente es realmente notable, el turista y el local se aúnan para formar un bullicio de gente agradable (y eso que estábamos en pleno mes de Enero). Se acercaba la noche y no habíamos ni merendado, mi plan se estaba forjando, no sólo en mi cabeza, sino también en nuestros estómagos golosos.
En la pastelería el cliente principal es el turista, y no sé si culpa de eso o de la organización, la situación al llegar resulta algo caótica para saber a dónde te tienes que dirigir si quieres entrar a tomar algo, porque son sendas las indicaciones para diferentes colas que luego se unen una en otra como un sinsentido. Independientemente de eso, conseguimos llegar a sentarnos para deleitarnos con unos sabrosos pasteis junto con un espresso para contrastar. Los pasteles que sirven en el establecimiento inicial de Belem, del cual provienen las recetas que aplicaban los antiguos monjes del monasterio de Santa María de Belem, y que se siguieron ellos, continúan con la receta original y se sirven calentitos y recién hechos. Es cierto que el estómago pocos puede tolerar si se toman recién salidos del horno, pero lo cierto es que de todos los que he probado en Portugal (y no han sido pocos), son sin duda los más sabrosos y mejor elaborados. Los sirven con un bote de canela para aderezar al gusto...el servicio es rápido y amable, y el lugar recuerda a una cafetería antigua con un ambiente acogedor, eso sí, siempre atestada de gente.
En esencia, estos son LOS PASTELES, con mayúsculas y carteles de neón, los dignos de probar en nuestro país vecino que siempre nos deleita con millones de cosas por enseñar. Por ello, si os decidís a visitar Lisboa, no dudéis en acercaros a Belem y probar este delicioso dulce, porque ya sabéis lo que dicen "barriga llena, corazón contento".
En los viajes a Lisboa, Belem supone uno de los destinos cercanos a visitar, y si eres un goloso que adora los Pasteis de Belem, sin dudo lo es más.